Mi sobrino Julián, es un chico muy especial para mi. Desde que mi hermano murió, le he apoyado en todo lo que he podido. Cuando dijo que quería entrenar en el C. Natación de la ciudad, le acompañé a los entrenamientos y a las competiciones, después, se venía a mi casa a descansar.
Este sábado fue algo especial. Le habían seleccionado para participar en el Campeonato de España. Y allí estaba, allí estaba ese cuerpo musculado a fuerza de sacrificio, me daba gusto verle, le quería más que si fuera mi hijo, mientras esperaba su turno, pensaba en las veces que me pidió que le depilara los pelillos para que no se le vieran por fuera del minúsculo bañador de competición, las bromas que teníamos entre la pequeñez del bañador y el tamaño de su miembro, yo le decía que cualquier día se le salía y él se abrazaba a mí riendo a carcajadas diciéndome que yo era "un salido", que como me gustaba estar desnudo siempre estaba pensando en lo mismo....Y allí estaba.
Se fue relajando, su respiración denotaba que estaba tranquilo. Puso la cabeza en mi muslo y la mano medio cerrada a la altura de mi rodilla.
Con tanto movimiento, mi polla acabó por salirse por un lado del slip, con ganas de guerra.
Mi sobrino seguía relajado, parecía dormido, pero no, porque se puso más boca arriba y se bajó un poco el bañador, dejando al alcance de mi vista el comienzo de su miembro.
Pude acariciarle mejor por delante, las tetillas hasta la cintura, o el costado.
Nosotros ya nos conocíamos desnudos, pero nunca habíamos estado como hoy. Se bajó el bañador, dejando salir al aire su turgente polla. Y, sin abrir los ojos, dijo Gracias.
Gracias, por qué, le dije. Por este relax que me has hecho. Estaba muy disgustado. Y abriendo los ojos, me miró a mi y vio mi polla. como estaba y sonriendo la cogió y se la metió en la boca, empezando a acariciármela con la lengua.
Pe pero Julián, le dije.....Chis me contestó, sigue acariciándome. Tenía una polla que en ese momento me pareció apetitosa, así que mientras él me la chupaba , yo le masturbaba, deseando poseerle. Pronto llegó ese momento. Se puso de pie, acercándome la boca y los labios. Nos besamos como si no lo hubiéramos hecho nunca. Y después, se puso encima de mi y...nos volvimos locos. Sólo pensamos en el placer.
No se cansaba nunca, sólo quería sexo y más sexo.
Nunca pensé que llegáramos hasta aquí. Cuando noté su semen por mi cara, me di cuenta de lo que habíamos hecho. Pero no me arrepiento, ni él tampoco. Fue muy especial.
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