La vida de Bill, había cambiado por completo. Tenía su habitación, aunque sin puerta, no se necesitaba intimidad, se conocían todos completamente; Sus comidas sin tener que b8uuscarlas; en ratos libres, cosas en las que entretenerse y formarse y la sesión diaria con el Maestro.
Después de desayunar, pasó a la habitación de entrenamiento. Allí estaba Elder. Le dijo que hoy iba a practicar con otro Maestro. Y se lo presentó. Yo me quedaré aquí para que estés tranquilo.
El Maestro Legrand, era un hombre muy corpulento. Se acercó a él y le quitó despacio la camiseta. Comenzó a acariciarle desde el cuello, despacio, con suavidad, y al llegar a la altura del slip, introdujo solo las puntas de los dedos, sin tocarle. Le desabrochó el pantalón y le bajó un poco la cremallera. Apoyó sus labios en la frente de Bill, y empezó a introducir su mano comenzando a tocarle la parte alta de su miembro. ¿Sigo?, le preguntó. Bill, asintió con la cabeza. Le pidió que se quitara el pantalón y se pusiera de rodillas sobre la mesa. Comenzó acariciándole las tetillas, pellizcándoselas suavemente. Y con la otra mano, a acariciarle la polla. Despacio, hasta que el chico se excitó y se le puso erecta. Le dijo a Bill, que le abrazara echando las manos atrás. Y siguió acariciándole el pene y los testículos. Le hizo sentarse en la mesa y le besó suavemente en la frente.
Siguió estimulándole el pene, y los testículos. Para terminar por acariciarle en el ano.
¿Estás a gusto, Bill?, le preguntó. Sí Señor, dijo el chico.¿Te ha gustado?, le dijo. Sí señor, contestó Bill. ¿Quieres que demos un paso más?. Sí señor.-
Si algo no te gusta o no quieres hacerlo, dilo, y paramos.
Siéntate, encima de la mesa. Y el Maestro Legrand, empezó a lamerle los laterales de su polla. De ahí pasó a metérsela entera en la boca. Bill, se excitaba con lo que le hacía el Maestro. El Maestro notó su excitación y pasó a lamerle el ano.
Nunca le habían hecho eso, pero se lo hacían con tanta suavidad que le encantaba.
El Maestro, se acercó a él, besándole suavemente en la boca.
Él no se había besado nunca con otro hombre, pero era tan delicado, que se dejó hacer.
Después el Maestro Legrand, se incorporó y le dijo que lo había aguantado muy bien y que el próximo día harían un paso más adelante.
Comentarios
Publicar un comentario