Mi trabajo en la Oficina (y 5).

 Las empresas del extranjero seguían con problemas y eso hacía que tuviera que asistir más veces a mi jefe. La última vez, fue con la presencia de un empresario de Abu Dhabi, que era socio suyo. Me mandaron subir a la última planta, que yo no había estado nunca y era como una zona Vip. Había una mesa grande en el Centro. Según subí, me presentó mi jefe al socio, que venía vestido hasta con turbante. En la mesa había tres portátiles. Yo me senté en el del medio, el jeque a mi izquierda y mi jefe a la derecha. El visitante no dejaba de mirarme y me estaba sintiendo incómodo. Empezamos por fin a trabajar, y yo estaba totalmente concentrado en el trabajo, cuando siento la mano del jeque tanteándome la polla. En un momento dado, me dijo, quítate el slip. Me levanté me fui al wc, me quité el slip y me lo guardé en el bolsillo de la chaqueta.

Seguí trabajando y el árabe, ya pasó de tantearme por encima a meterme la mano dentro del pantalón y agarrarme la polla directamente. No me podía concentrar bien, pero el tipo seguía y seguía. Mi jefe, aparentemente, no se lo esperaba, y sugirió un pequeño descanso. Entonces el árabe no se contuvo. me bajó los pantalones de un tirón y empezó a comerse mi polla, mientras que con la mano, me fue desabrochando los botones de la camisa y acariciándome,






 El tío sabía lo que estaba haciendo, y lo hacía muy bien, sus dientes y su lengua, encontraban el punto exacto de darme placer. Y sus manos, calientes, se posaban en mis tetillas y acariciaban mis músculos. Me tenía totalmente excitado. Mi jefe quería volver al trabajo, pero el árabe, no paraba, hasta que notó que me iba a correr.



 Entonces me soltó la polla y me dijo que no me corriera. Mi jefe me dio unos pañuelos de papel y acabé en el baño haciéndome una paja solitaria.



Cuando terminamos el trabajo, el árabe se fue casi sin despedirse de mí. Al fin y al cabo pensaría que me habían puesto allí para darle placer.

Mi jefe cuando se fue, se disculpó, me dijo que él no sabía nada de eso. Me dio una gratificación, como siempre.

Mi mujer se puso muy contenta con la gratificación. A veces se me pasa por la cabeza , no dársela toda, ya que al fin y al cabo, es a mi al que usan.

Pero la cosa, no terminó aquí. El jueves por la noche, me llamó por teléfono a casa, necesitaba que fuera el sábado a trabajar a su casa, para ver si había algún problema. Mi mujer no puso ninguna objeción, aunque a mi me molestaba su actitud, ya que con tal de que la diera dinero, no la importaba que me follaran o me chuparan algo. 

Mi jefe me pidió que fuera con traje y corbata, por si hacía alguna videoconferencia. Con eso creí que no habría sexo, pero estaba muy confundido.

La urbanización en la que residía, estaba en las afueras de la ciudad. Una urbanización de alto standing. Cuando llegué estaba tomando el sol desnudo  al borde de su piscina. Si lo hubiera sabido, me había traído un bañador. Parecía que me adivinó el pensamiento.

Te apetece bañarte?, me dijo. Claro, pero no he traído bañador...

Y que problema hay?. Báñate desnudo.

Me quité la ropa. Estaba el agua, estupenda. No quise abusar y salí enseguida. Tenía unas toallas, allí y me sequé con ellas. Iba a empezar a vestirme y me dijo que me quedara desnudo. Pero...que me iba a dar crema para el sol, para que no me quemara. Total, lo de siempre. Me hizo poner la tumbona casi recta, y empezó a darme crema por los hombros, bajando por el pecho, y abdominales, siguiendo las líneas de la musculatura. Bajó por la polla y los huevos, diciendo que era la zona más sensible, para acabar por las piernas. Me hizo poner de pie y empezó por los hombros y la espalda. Cuando llegó a la zona del culo, estuvo jugueteando con los dedos por mi ano, hasta que llegó a las piernas.

Bueno, comenzamos el trabajo. Ya me dí cuenta, que había sido una encerrona, no era todo lo importante que había que hacer. Estábamos trabajando y me ofreció un café. Acepté y dio una voz para que nos lo trajeran. Cogí una toalla para taparme por encima, diciéndome que llamaba a su hijo que estaba arriba. Apareció un chico más o menos de mi edad con una toalla a la cintura y sin camiseta, con el café. Tenía un cuerpo, bastante tonificado y agradable. Era bastante simpático, pero apenas hablamos dos palabras, y se volvió a su habitación. Luego, antes de irte, bajo, dijo. Seguimos trabajando.

Cerca de la una, dijo mi jefe de dejar el trabajo. Y me sugirió bañarme para irme fresco. Así lo hice. Cuando estaba en el agua, miré al borde de la piscina y allí estaba sentado , desnudo y con los pies dentro del agua, su hijo.


Te importa? me dijo y se metió.- Estuvimos nadando un poco y ya nos salimos para secarnos un poco al sol. El chico tenía un cuerpo magnífico y estaba muy bien dotado. Te voy a enseñar un poco el terreno. Fuimos andando, hasta una zona, que decía que le gustaba, pues allí no le veía nadie.

Me encanta tu cuerpo me dijo, mientras me pasaba un dedo por el medio del pecho hacia el ombligo. Se acercó y empezó a besarme por el cuello, y yo me dejé. Hasta que encontró mi boca. Y empezó con toques cortos, posando su lengua en mis labios. Y yo me dejé. Era la primera vez que me besaba un hombre. Pero era tan cuidadoso, que no me importó, al contrario. Siguió poco a poco, y yo le dejaba, notaba su lengua en la mía.





 Y le abracé, atraje su boca hacia la mía y le besé. Y empezamos a hacerlo apasionadamente. No sé que me pasó. Siguió lamiéndome, el pecho, las tetillas, mientras su mano buscaba mi polla y mi ano. Levantó mi polla para comerse mis huevos, y chuparme por debajo de mi polla, hasta la punta del glande. Notaba su lengua rastrearme, mientras su mano, buscaba mi culo, soy virgen, le dije, no lo he hecho por detrás y no quisiera hacerlo.



No te preocupes, sólo te voy a acariciar. Se embadurnó los dedos y siguió rastreando. Había una hamaca, y nos  echamos allí, se puso sobre mí y siguió, seguimos acariciándonos con el cuerpo. Penétrame, me dijo. Tú, puedes hacerlo.



No he estado nunca con un chico, le dije. Piensa que soy tu chica, me contestó.-

No se lo puedo decir a mi mujer. Pero a partir de esa hora, me consideré bisexual. Me encantó estar con él. Me corrí como hacía tiempo, que no lo hacía. 

Volvimos a la piscina, nos duchamos, me vestí y me despedí de él y de su padre.

Podemos vernos cuando quieras, me dijo.

Volví a casa, mi mujer, encantada con el dinero. Cada vez me jo*de más.-

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