Recogido

                 Hoy os contaré una historia. Bill es un chico de unos 24 años. Se ha quedado solo, sus padres murieron y no tiene familia. Se quedó en la casa familiar, pero con lo que sacaba del trabajo, apenas podía vivir. Trabajó hasta en tres sitios diferentes, pero no eran trabajos fijos, incluso pensó en prostituirse, aunque no lo hizo. Acabaron echándole de la casa, Y tuvo que buscarse un puente, pero ya estaban todos cogidos y él, el último que llegó, a menudo era golpeado por los que estaban. Malvivía recogiendo comida por los contenedores de Washington y pidiendo sobras en los restaurantes. Sin médico y sin futuro. El día lo pasaba de aquí para allá, hacía ejercicio por los Parques. Por lo menos quería sentirse bien físicamente. Llevaba una mochila y un saco para dormir que había encontrado, llevaba barba, y un trozo de jabón para asearse en una fuente. Por las noches, ya no buscaba los puentes, en cualquier calle, en cualquier sitio visible, se dejaba caer y dormía hasta el día siguiente. 

              Empezó a nevar, tenía frío. cuando oyó la voz de alguien que le traía café caliente. Ya no se fiaba de nadie. Había parado un coche y el conductor, se había acercado. Se sentó en cuclillas en el suelo, para tomárselo y calentarse las manos. 


Cuando se lo había tomado, le invitó a ir a su casa. Le explicó que no era un Albergue. Que recogían jóvenes como él y les ofrecían una vida. En principio, cenar, asearse y una cama y desayuno. Y al día siguiente hablarían para ver si estaba interesado en seguir con ellos. En caso contrario, le dejarían dónde le habían encontrado. 
Se subió a aquel coche con algo de temor, detrás, iba un señor elegantemente vestido. Llegaron a la casa, era una mansión, cerrada con una reja, que abrieron desde el interior. No se veía a nadie. Se bajó, le llevaron a una cocina donde le dieron de cenar caliente. Y luego le pasaron a una habitación. Estaba caliente. Se duchó y se metió desnudo en la cama. Tampoco tenía pijama. La persona que le había atendido, le dijo que vendría a despertarle por la mañana. 
A la mañana siguiente le llevó una camiseta blanca y un pantalón vaquero. Se lavó, se vistió y bajó a desayunar. 
Estaba solo. Cuando acabó el desayuno, el cuidador Elder, se sentó con él.



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