Ayer por la tarde, hacía una noche fría en Madrid. Yo iba con mi cazadora y entré en el Metro para volver a mi casa. No iba muy lleno, pero no había para sentarse, así que me acomodé junto a una puerta, a mi lado en el asiento, había un chico joven que iba en pantalón corto, y tenía unas piernas, musculadas, sin vello, muy atractivas. No suelo fijarme mucho en las piernas, pero lo cierto es que las tenía muy bonitas, bien formadas, muy bonitas.
Le miraba de vez en cuando, pero tampoco quería que se sintiera molesto, y pensé que no se habría dado cuenta. Iba bien arreglado, el pelo cortado y parecía absorto.
En la parada anterior a la mía, se levantó para salir y entonces dirigiéndose a mí, me preguntó, si me gustaban sus piernas. Le dije que sí, que se veía que practicaba algún deporte, contestó que efectivamente, hacía fútbol y atletismo. Le dije que se le notaba. Entonces me preguntó si tenía prisa, le dije que no, que volvía a mi casa, y me dijo que si podía acompañarle a la suya, que no habían podido darle el masaje de las piernas y que si me atrevía yo.
Naturalmente le dije que sí.
Subí a su casa, y según entramos por la puerta, se quitó la sudadera y el pantalón, yo me quité la parka, y entonces puso sobre una mesa una colchoneta y la toalla, se quitó las botas y los calcetines y se echó encima. Me había dejado unos aceites de masaje, así que me los eché en las manos y empecé por los pies, masajeando las piernas hacia arriba. Llevaba un boxer verde, que en principio se subió, para dejar a la vista los muslos desde la cintura, se dio la vuelta para que se lo hiciera también por detrás. Acabó por quitarse el boxerle estaba gustando mi masaje, y al cabo de un rato, volvió a ponerse boca arriba, pidiéndole que siguiera con los muslos.
Cómo veía que yo no pasaba de ahí, me dijo que le tocara la polla Su miembro empezó a reaccionar,
quedándose totalmente desnudo, seguí masturbándole y aquella polla, se hizo enorme. Yo también estaba excitándome.
No sabía si ir más adelante, pero empecé a comérsela, mientras me quitaba la sudadera. Él empezó a quitarme el cinturón, a bajarme la cremallera del pantalón y a sacarme la polla, para comérsela.
Me bajó el pantalón, y me subió la camiseta, yo me la quité también y cuando ya estábamos super calientes los dos y yo esperaba seguir adelante, se sentó en la mesa diciendo, que bueno, que hasta ahí llegaba. Que no me iba a meter la polla, ni iba a aceptar que yo lo hiciera, que le había gustado mucho, pero que ya.
Me quedé cortado y con el empalme que tenía, me vestí, para irme. Entonces me preguntó si vivía muy lejos, y le dije que en la siguiente estación. Y se despidió diciendo, qué bueno, que ya nos veríamos en el metro.
¿Os ha pasado algo parecido?
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