Iba en un tren regional a Ávila, a estar dos días y volver a ver la ciudad. Aunque tenía la mano escayolada por la caída que había tenido, iba tranquilo. A mi lado un muchacho de unos treinta años, se le veía fuerte, iniciamos una conversación ante lo monótono del paisaje. yo iba con las piernas abiertas y la camisa desabrochada cuatro botones, hacía algo de calor, en medio de la conversación, no sé si casual o premeditado, me puso la mano sobre mi polla para inmediatamente pedir perdón por hacerlo. Yo le dije que no había ningún problema. Entonces fue como si se le encendiera una luz, y la pregunta fue:
-¿No te importa que te toque la polla?
- Mi contestación fue que no me importaba.
Entonces, empezó a acariciarme, encima del pantalón deportivo que llevaba. Me hacía cosquillas, iba suave, lento, me estaba gustando. Íbamos solos en el extremo del vagón.
-¿Llevas slip?, me preguntó.
-Si, le dije.
Y entonces, tiró de la cintura de mi pantalón con una mano y metió la otra. Siguió acariciándome por encima del slip y un poco más tarde, me puso para arriba la polla, sobresaliendo por la cintura de mi pantalón.
- Estás circuncidado como yo, dijo. Y empezó a chuparme al principio, luego a darme mordisquitos, para acabar bajándome un poco el pantalón y metérsela entera en la boca. Yo también abrí su pantalón y encontré su polla, y menudo tamaño. Le subí la camiseta, y la verdad, tenía un torso como a mí me gusta, ...
Estábamos llegando a la estación, así que dejamos las caricias.
-Me gustaría estar desnudo contigo, me dijo.
-Yo voy a un hotel, y tú?
-Yo voy a casa de mis padres.
-Pues vente conmigo.
-Cogimos un taxi hasta el hotel y me llevó la bolsa, y entramos en la habitación.
Me bajó el pantalón y el slip y empezó con mi polla y mis huevos, a la vez que lo hacía me iba desabrochando la camisa hasta que me la quitó.
Ya me tenía totalmente excitado, yo le quité la camiseta y empecé a acariciarle los músculos, los abdominales, las tetillas, hasta que le desnudé y apareció ante mí una soberbia polla por lo menos de 10 cm.
Nos echamos en la cama en plan 69, el chico tenía un cuerpo de diez y era muy experto.
Sentí que me iba a correr y se lo dije y entonces dejó de comerme y desparramé todo mi líquido en su pecho. Seguí un poco más hasta que él también explotó en mi vientre.
Nos quedamos un rato así en la cama, para luego acabar en la ducha.
Nunca me había pasado nada igual.
Comentarios
Publicar un comentario