Un entrenador muy tocón

Cuando Fran se encontró con Adrián, iba de muy mal humor. Su amigo le preguntó la razón de su enfado y como era su mejor amigo, decidió hacerle una confidencia. Venía de casa del entrenador del equipo, de ver un partido.

Tú ya sabes que no tengo problema en andar desnudo, y que cuando acabamos el partido soy el primero que me despeloto en la ducha. Y sé que a vosotros tampoco os importa estar desnudos a la vez que yo. Hay veces que había visto al entrenador aparecer cuando estamos duchándonos, pero no le daba ninguna importancia. Siempre le he visto muy respetuoso, cuando nos da un masaje, aunque estemos solo tapados por la toalla.

Cuando me invitó a ver el partido en su casa, pues no lo dudé. Después de salir del gimnasio me acerqué a su casa. Me pasó al salón, me senté en el sofá y él se puso al lado. Puse los pies en alto en un reposapiés que tiene, y me puso la mano en la pierna, a la vez que me decía que la tenía un poco delgada y debía trabajarla más. Seguimos viendo más y subió la mano al muslo, yo no dije nada, rozó tímidamente mi polla con el canto de la mano y lejos de excusarse, me preguntó, si llevaba slip. Claro, le dije, me siento más protegido. Y sonriéndose, me dijo que si volvía otra vez, no me lo pusiera. Me empecé a escamar. Entonces me puso la mano sobre la polla, preguntándome si me molestaba. Le dije que no. Ya me conocía desnudo. Empezó a acariciarme y yo estaba que estallaba y me empalmé, entonces él me bajó un poco el chándal y metió la mano y me la cogió. No sabía que hacer. Pero me gustaba. Él me dijo, que le gustaba acariciarme, pero sólo eso, que no buscaba nada más. Yo estaba un poco incómodo y me levanté y me quité el pantalón y la camiseta, quedándome desnudo

Él me dijo, que ya me conocía desnudo, que solo quería acariciarme la polla por que yo era el que la tenía más grande del equipo.

Me dejé hacer, el tío siguió y siguió, hasta que me corrí. Yo estaba en bolas y el, vestido del todo. Le dije que si eso era lo que quería o si quería comérmela. Y contestó que, con tocármela era suficiente.

Subimos a mi casa.

Y mi amigo, empezó diciéndome, que eso que me había pasado, ya se lo había hecho a él también. Y que él supiera, Su amigo Javi, también.

Se quedaron los dos asombrados. Adrián aprovechó para quitarse la camiseta mientras Fran se quedaba en slip echando su chándal a lavar. Adrián se acercó a él, calmándole y besándole, mientras le cogía la polla