Un Chute Moral (2)

Miki estaba loco por mi. En cuánto nos reuníamos para charlar, hacer el tonto, jugar a las cartas o tomarnos una cerveza, me agarraba y me llevaba dentro de la casa de Peter y allí me comía vivo. A mi me gustaba, claro, pero también me apetecía estar con los demás. El sexo se podía dejar para después, en su casa o en la mía. La segunda vez que nos vimos, me llevó de nuevo al cuarto de baño de Peter, allí a la vez que sentía su lengua en mi garganta, sentía sus manos sobre mi culo, dentro del pantalón, mis pantalones caían junto con mi slip al suelo, mientras Mike me lamía todo el cuerpo, con una pasión tremenda. Su boca acababa en mi polla bien erecta.




Yo le quitaba la camiseta y me ponía a chuparle detrás de las orejas, que sabía que le ponía a 1000.




Después de algunos manoseos, nos íbamos con los demás. Mike fue el primero en irse. No sospechaba la que se le venía encima. El resto de amigos le echó la bronca por su actitud conmigo. Allí íbamos a divertirnos todos. Si quería sexo, le dijeron que lo hiciera después, fuera de la casa de Peter. Cuando llegué yo a la habitación, me di cuenta de que había pasado algo.



Al terminar la velada, Mike salió el primero y yo le seguí y le paré. ¿Que te pasa?, le dije. Y me lo contó.


En vez de irte enfurruñado, vente a mi casa. Estaremos solos. Me cogió del hombro y me dijo que tenía el coche a la vuelta.

Según íbamos de camino, le sugerí pedir una pizza para que nos llegara enseguida y así lo hice. Tuvimos suerte había un sitio en la misma puerta. Según entramos por la puerta, nos arrancamos la ropa mutuamente.



 

Empecé besándole, juntando mi lengua con la suya, buscando su boca carnosa, y saboreandole. Él se deleitaba con mis tetillas, una y otra vez. Cuando estábamos en estas, llamaron a la puerta. Era la pizza. Mike, me dijo que me metiera, que abría él y pagaba con tarjeta. Abrió la puerta  desnudo, sólo con el slip que ocultaba y dejaba entrever lo empalmado que estaba.


El pizzero se quedó un poco cortado. Venía con el mono entreabierto, pues hacía calor,

No hacía más que mirarle la polla a Mike, y este le hizo varias miradas con los ojos, el pizzero extendió la mano rozándole el paquete y Mike le acarició el pecho. A todo esto, yo estaba en el pasillo en pelotas.

Cómo vio que al pizzero le iba el tema, se quitó el slip, enseñándole la polla y diciéndole que si quería más que viniera cuando terminara.




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