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Esta página viene a decirnos que son una sociedad privada, que recoge chicos jóvenes que viven en la calle y les da un futuro.
Hoy vamos a hacer una historia contada en primera persona por Jay.
Me había quedado sin trabajo, sin dinero y me habían echado del piso, salí andando hacia ninguna parte y comenzó a llover. Más adelante había una pared con un techo, me senté allí y me cobijé de la lluvia. Una hora después un cochazo, paró, abrió la puerta y me dijo que subiera. Le pregunté para qué. Y me dijo, que si quería dormir esa noche bajo techo y cenar. Le dije que si. Me llevaron en silencio hasta un chalet en las afueras de la ciudad. Estaba empapado. El criado, me dio ropa limpia, una sudadera y un suspensorio, y me subió a una habitación. Me pidió que me duchara y que bajara a cenar.
Así lo hice y una vez que terminé el criado me pidió que subiera a mi habitación y que mañana después de desayunar, vería al entrenador.
Hice lo que me dijeron. No sabía lo que me esperaba, me da igual. Estaba caliente y dormiría en una cama.
Dormí estupendamente. Al día siguiente, me llamaron para desayunar. Cuando acabé, el criado me llevó al despacho del entrenador.
Llamé a la puerta y entré. Frente a mi, estaba un hombre con traje y con un antifaz. Me preguntó si me habían tratado bien, le respondí que si. Que si había estado a gusto. Sí le dije. ¿Quieres salir de aquí con una ocupación? Si claro, le dije. Veamos, si cumples una condición, quiero verte el torso. Dejé que lo hiciera, no tenía nada que perder.
El entrenador dijo en voz alta, mientras escribía en su ordenador, que yo tenía un torso firme, musculoso, bien definido y elaborado. No era tan grande como los muchachos que pasan sus días y noches en el gimnasio, sino más bien delgado y tonificado como un nadador. Que mi piel era lisa y suave, sin mancha por sobreexposición a los elementos. Mis brazos vasculares mostraban una vitalidad que era más que atractiva, pulsando cuando mi corazón latía y durante mi examen.
Me pidió que me sentara .
Me dijo que no le temiera, que me iba a tratar con todo respeto. Que entraría a "trabajar" con un hombre, pero que para evitar que me tratara mal o me echara, iban "a venderme" a él. Y que tendría que hacer lo que él quisiera. Qué si estaba de acuerdo. Le dije que sí.
Me preguntó si era gay. Le dije que no lo sabía, que no había tenido relaciones con chicos. Pero me gustaba la vida que me ofrecía. Me dijo que perfecto. Que el me entrenaría.
Me pasó a la habitación contigua. Tenía una mesa forrada de ski negro y un gran espejo en la pared.
Siéntate aquí. .
Me gusta tu torso, me dijo
Me tapó la boca con la mano, sentía su anillo en los labios, no temas, dijo, empezó pellizcando mis pezones y acariciándome desde el cuello, hasta la cintura, desabrochó mis jeans y hundió sus manos hasta rozarme el comienzo de mi polla.
Tienes un cuerpo muy hermoso y muy atractivo, pero hay que trabajarlo.
Estás bien? Me dijo. Sí. Vamos a pasar a otra cosa. Bájate los pantalones y los suspensorios.
Era la primera vez que me quedaba medio desnudo, delante de un desconocido. No dijo nada. Súbete aquí y ponte de rodillas.
Me estuvo inspeccionando mi agujero, dijo que le gustaba mucho, que le gustaba mi culo y mis nalgas, y que a muchos les gustaría por eso.
Me cogió los huevos por detrás suavemente, dulcemente, tiró un poco de ellos y gemí de dolor y de placer. También encontró mi polla y sólo tocármela, me empalmé.
Le gustó ese detalle, sentí su lengua en mi culo.
Me gustó.
Me dijo que me sentara. Se bajó el pantalón y sacó un pollón tremendo, me dijo que se lo cogiera.
Y que se lo chupara. No lo había hecho nunca, pero lo hice,
Muy bien, vamos a hacer otra cosa. Desnúdate completamente y échate aquí.
Me subió las piernas y me suavizó el ojete.
Me dijo que me hiciera una paja, mientras me metía un bolo de cristal por el ano.
No me hizo daño, lo hacía con suavidad.
Me hizo cogerle también su polla mientras me corría
Mañana seguiremos con el aprendizaje, vístete, dúchate y tienes el resto del día libre.
Gracias señor.
Esta página viene a decirnos que son una sociedad privada, que recoge chicos jóvenes que viven en la calle y les da un futuro.
Hoy vamos a hacer una historia contada en primera persona por Jay.
Me había quedado sin trabajo, sin dinero y me habían echado del piso, salí andando hacia ninguna parte y comenzó a llover. Más adelante había una pared con un techo, me senté allí y me cobijé de la lluvia. Una hora después un cochazo, paró, abrió la puerta y me dijo que subiera. Le pregunté para qué. Y me dijo, que si quería dormir esa noche bajo techo y cenar. Le dije que si. Me llevaron en silencio hasta un chalet en las afueras de la ciudad. Estaba empapado. El criado, me dio ropa limpia, una sudadera y un suspensorio, y me subió a una habitación. Me pidió que me duchara y que bajara a cenar.
Así lo hice y una vez que terminé el criado me pidió que subiera a mi habitación y que mañana después de desayunar, vería al entrenador.
Hice lo que me dijeron. No sabía lo que me esperaba, me da igual. Estaba caliente y dormiría en una cama.
Dormí estupendamente. Al día siguiente, me llamaron para desayunar. Cuando acabé, el criado me llevó al despacho del entrenador.
Llamé a la puerta y entré. Frente a mi, estaba un hombre con traje y con un antifaz. Me preguntó si me habían tratado bien, le respondí que si. Que si había estado a gusto. Sí le dije. ¿Quieres salir de aquí con una ocupación? Si claro, le dije. Veamos, si cumples una condición, quiero verte el torso. Dejé que lo hiciera, no tenía nada que perder.
El entrenador dijo en voz alta, mientras escribía en su ordenador, que yo tenía un torso firme, musculoso, bien definido y elaborado. No era tan grande como los muchachos que pasan sus días y noches en el gimnasio, sino más bien delgado y tonificado como un nadador. Que mi piel era lisa y suave, sin mancha por sobreexposición a los elementos. Mis brazos vasculares mostraban una vitalidad que era más que atractiva, pulsando cuando mi corazón latía y durante mi examen.
Me pidió que me sentara .
Me dijo que no le temiera, que me iba a tratar con todo respeto. Que entraría a "trabajar" con un hombre, pero que para evitar que me tratara mal o me echara, iban "a venderme" a él. Y que tendría que hacer lo que él quisiera. Qué si estaba de acuerdo. Le dije que sí.
Me preguntó si era gay. Le dije que no lo sabía, que no había tenido relaciones con chicos. Pero me gustaba la vida que me ofrecía. Me dijo que perfecto. Que el me entrenaría.
Me pasó a la habitación contigua. Tenía una mesa forrada de ski negro y un gran espejo en la pared.
Siéntate aquí. .
Me gusta tu torso, me dijo
Me tapó la boca con la mano, sentía su anillo en los labios, no temas, dijo, empezó pellizcando mis pezones y acariciándome desde el cuello, hasta la cintura, desabrochó mis jeans y hundió sus manos hasta rozarme el comienzo de mi polla.
Tienes un cuerpo muy hermoso y muy atractivo, pero hay que trabajarlo.
Estás bien? Me dijo. Sí. Vamos a pasar a otra cosa. Bájate los pantalones y los suspensorios.
Era la primera vez que me quedaba medio desnudo, delante de un desconocido. No dijo nada. Súbete aquí y ponte de rodillas.
Me estuvo inspeccionando mi agujero, dijo que le gustaba mucho, que le gustaba mi culo y mis nalgas, y que a muchos les gustaría por eso.
Me cogió los huevos por detrás suavemente, dulcemente, tiró un poco de ellos y gemí de dolor y de placer. También encontró mi polla y sólo tocármela, me empalmé.
Le gustó ese detalle, sentí su lengua en mi culo.
Me gustó.
Me dijo que me sentara. Se bajó el pantalón y sacó un pollón tremendo, me dijo que se lo cogiera.
Y que se lo chupara. No lo había hecho nunca, pero lo hice,
Muy bien, vamos a hacer otra cosa. Desnúdate completamente y échate aquí.
Me subió las piernas y me suavizó el ojete.
Me dijo que me hiciera una paja, mientras me metía un bolo de cristal por el ano.
No me hizo daño, lo hacía con suavidad.
Me hizo cogerle también su polla mientras me corría
Mañana seguiremos con el aprendizaje, vístete, dúchate y tienes el resto del día libre.
Gracias señor.
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