Estaba sentado leyendo, mis compañeros volvían de vacaciones esta noche, cuando llaaron a la puerta de mi habitación. Era el Hermano Priest. Entró y cerró, me preguntó que libro leía
y mientras hablábamos, tomó mi libro con una mano mientras que con la otra, empezó a acariciarme el muslo.
Yo estaba en pantalón corto y no me pareció nada raro, pero poco a poco fue introduciendo la mano, hasta acariciarme la ingle. Pronto se vio a que se debía su visita, pues, retiró el libro y siguió con sus caricias hasta que encontró mi polla, que crecía.
Se dio cuenta y se acercó hasta comenzar a besarme.
Me hizo gracia, que siempre tan serio, se calentara tanto conmigo.
Yo ante su actitud, le correspondí y le eché mano a la polla a ver como respondía.
Aceptó el desafío , y lo primero que hizo fue bajarse los pantalones. Vaya pollón que tenía el tío, Su siguiente paso fue despelotarme a mí, directamente.
Empezó a rozarse contra mí
Y no paró hasta que no me la clavó
Enseguida buscó polla, la mía
No se saciaba el tio
Fue una sorpresa en toda regla.
y mientras hablábamos, tomó mi libro con una mano mientras que con la otra, empezó a acariciarme el muslo.
Yo estaba en pantalón corto y no me pareció nada raro, pero poco a poco fue introduciendo la mano, hasta acariciarme la ingle. Pronto se vio a que se debía su visita, pues, retiró el libro y siguió con sus caricias hasta que encontró mi polla, que crecía.
Se dio cuenta y se acercó hasta comenzar a besarme.
Me hizo gracia, que siempre tan serio, se calentara tanto conmigo.
Yo ante su actitud, le correspondí y le eché mano a la polla a ver como respondía.
Aceptó el desafío , y lo primero que hizo fue bajarse los pantalones. Vaya pollón que tenía el tío, Su siguiente paso fue despelotarme a mí, directamente.
Empezó a rozarse contra mí
Y no paró hasta que no me la clavó
Enseguida buscó polla, la mía
No se saciaba el tio
Fue una sorpresa en toda regla.
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